Si un día miráramos atrás
y quisiéramos recordar aquellos instantes
que murieron con la brisa de la tarde
habría en cada uno de ellos
una lágrima, una sonrisa marchita
Y diríamos: "Te amo"
como la primera vez que la luna nos vió soñar
aunque sonara ya vacío, como nuestras almas al atardecer
entonces, fingiríamos una caricia, un abrazo...
Entonces, vendría la noche...
y con ella, la sensación de no tenerte
aunque estés precisamente a mi lado, viendo al cielo negro
tachonado de brillantes y pequeños luceros...
jueves, enero 04, 2007
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